Esta prueba es anónima y no guarda resultados.
Para acceder a las pruebas asignadas por tu profesor,
debes iniciar sesión e ir a Mi espacio.
Fragmento de: Las catorce momias de Bakrí, Susana Fernández Gabaldón
–Le explicaré todo en sólo un minuto –dijo de pronto la joven, acercándose hasta la mesa tras haber echado una rápida ojeada a su alrededor. Sus ojos negros, penetrantes y misteriosos, se encargaron de ello–. El señor Bakrí me ha dicho que esto podría ser de su interés –dijo entonces, depositando un bulto encima de la mesa– y que, si quiere saber más sobre el «asunto» y de cómo ha conseguido «rescatarlo », estará esperando mañana a las seis de la tarde en La Perla del Nilo, al pie del barrio de la Ciudadela. No tiene pérdida. El señor Bakrí tiene intención de vender esta información a un buen precio y está convencido de que es usted
la persona indicada...
–¡Un momento, un momento! Yo no soy el doctor al-Bayal... Pero, ¿has dicho «Bakrí»? –preguntó Kinani, como si estuviera hablando de un fantasma que acaba de abandonar la tumba delante de sus propios ojos–. ¿No te referirás a aquel chiflado que...? Quiero decir: ¿hablas del comerciante de objetos arqueológicos..., de Bakrí, aquel hombre bajito..., de pelo grasiento con un gorro de colores? ¡Pero si hace seis años que no sabemos nada de él! Le creíamos muerto...
Kinani se había puesto muy nervioso, pero cuando abrió el paquete encerrado en una bolsa de plástico y extrajo su contenido, casi le dio un infarto. Entre un montón de periódicos llenos de arena reconoció de inmediato el espejo de la princesa Neferure, medio envuelto en lo que parecían unas vendas amarillentas con numerosos signos jeroglíficos pintados sobre ellas.
© 2009-2023 Editorial Casals S.A.
Aviso Legal |
Mapa web |
Créditos