Prueba de velocidad lectora 2

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Fragmento de: El regreso de Doble-P, Fernando Lalana

–¿Qué hace, don Leandro? –protestaba don Elías–. ¿Es que se ha vuelto loco? ¡Suélteme! ¡Déjeme en el suelo ahora mismo!

Pero el ministro de Defensa, desoyendo las órdenes del presidente, se lanzó escaleras abajo, camino del sótano. Tomó a continuación otra escalera, que les condujo al segundo sótano. Y, por fin, descendieron hasta un tercer sótano, supersecreto, donde se encontraba el refugio antiatómico del palacio presidencial.

–¡Buf! ¡Arf…! Creo que… ¡buf, buf! ya estamos a salvo– dijo don Leandro, casi sin respiración, mientras cerraba la gigantesca puerta de acero de casi un metro de espesor.

El presidente y su amigo Florentín se miraron, angustiados.

–Entonces… ¿ha ocurrido la catástrofe? –preguntó el electricista

–Sí. Ha ocurrido –confirmó el ministro de Defensa, tapándose la cara con las manos–. ¡Es el fin de la humanidad!

–Cielos… ¿Quiere usted decir… que algún insensato ha lanzado un ataque atómico? ¿Que se ha producido el holocausto nuclear? ¿Que ha estallado la Tercera Guerra Mundial?

El ministro levantó la vista, lloroso.

–Peor –dijo–. Mucho peor…

Don Florentín y don Elías alzaron las cejas, con sorpresa.

–¿Peor que la guerra termonuclear y que la bomba de hidrógeno?

–Sí, señor presidente.

–¡Explíquese de inmediato!

Don Leandro tomó aire y lo soltó, por fin.

–Señor… ¡Los marcianos han invadido la Tierra!

–¿Quéee…?

–¡Así es! –exclamó don Leandro, mesándose los cabellos–. ¡Sanguinarios alienígenas extraterrestres dispuestos a dominar el mundo! ¡Como en las películas antiguas!


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